miércoles, 14 de octubre de 2015

La primera hospitalización


Después de la primera quimioterapia la primera semana fue horrible:  muchas nauseas, dolor muscular, sensibilidad, falta de apetito, muuucho sueño acompañado de baba, falta de concentración (hasta el día de hoy).  Se supone que es normal durante la primera semana sentirse mal y a medida que pasaban los días iban desapareciendo estas molestias, valga la redundancia.
Así que... así es como parte esta historia:

El martes siguiente a la semana del terror, tuve que ir a hacer unos tramites al centro del cáncer, y como mi enfermera ya me había advertido que durante esa semana se me caería el pelo aproveché de ir a comprar pañuelos y gorritos para dormir. Una vez terminado el trámite partí a una casa de artículos para enfermos y encontré pañuelos, los compré y creo que fue uno de los mayores errores de mi vida ya que el precio no se justificaba, pero como una es nueva en esto, los compre igual (mi consejo: si alguien esta pasando por quimioterapia y tiene una amiga costurera, compre retazos de tela para ropita de bebé (suavecita) y se hace un gorrito o vaya a patronato, meiggs o a las tiendas hindúes y encontrará pañuelos a bajo precio y bien bonitos :) ). Luego de comprar los gorritos, fui a la tienda de una amiga de mi mamá, ella vende ropa hindú bien bonita y justo ese día tenia todo con rebaja!!! Me volví loca comprando pañuelos de muy buena calidad, diseños y variados modelos y no gasté más de $12.000 en total, por si alguien quiere el dato, la tienda queda a una cuadra de Nueva Providencia, en una callecita que se llama Fidel Oteiza si mi celular no se equivoca, y la dueña es UN AMORRRRR le conté mi historia y cuando ya me iba de la tienda me salió persiguiendo (la gente hubiese pensado que yo era mechera por el modo en que corría y me gritaba jajaja) y era para regalarme un elefantito para la buena suerte. 

Luego me subí a la micro rumbo a la casa, como me sentía bien creí que no usar mascarilla no me haría mal, y fue el error más grande de mi vida, estaba más pendiente de buscar el look perfecto después de que se me cayera el pelo en vez de recordar que esa semana es cuando se produce la baja de defensas, así que me subí a la micro y al rato se llenó cual metro chino y al frente mío se coloco una viejita que no paraba de toser, además todas las ventanas iban cerradas y ante la desesperación me bajé justo en el trabajo de mi mamá ya que ahí tenia la posibilidad de irme en taxi con ella. 

Al día siguiente todo seguía bien, estaba emocionada porque vendría la mamá de un amigo a hacerme reiki, cuando llegó la tarde armamos la camilla, le ofrecí un té, ella colocó música y empezamos. Sinceramente, hace rato que no me sentía tan relajada. 

Ya en la tarde noche, llegaron mis papás, tomamos once y vimos la teleserie, pero de pronto sentí la necesidad de irme a mi pieza, me recosté y me invadió un dolor en todo el cuerpo, ese dolor que te impide levantar hasta la mano, como pude me coloqué mi frazada de polar y traté de dormir un poquito, no habrán sido más de 15 minutos cuando empecé con los escalofríos. Con la poca fuerza que sentía me coloque pijama y me acosté, pero tenia los pies y las manitos tan heladas que no podía dormir, además de los escalofríos y los dolores en las piernas.
Como no podía dormir le pedí a mi papá que me midiera la temperatura, según el no tenia fiebre. Como a la hora fue mi mamá y me midió nuevamente la temperatura con la manito y con el termómetro y esto dijo otra cosa: estaba en 38,4 y eso en quimioterapia es malo. Llamamos al médico de turno y nos dijo que fuéramos directamente a urgencia. 

Mientras me vestía mi cuerpo tiritaba, nunca sabre si era por la baja de defensas o por el miedo, me abrigue con todos mis pañuelos nuevos (parecía hija única) y partimos.


Cuando ingresé al box me tomaron de inmediato un hemograma: es un examen de sangre que hace un conteo de los glóbulos rojos, blancos y plaqueta. Para mi sorpresa tenía mis glóbulos blancos muy bajos 
Me tomaron muchas muestras de sangre, para hacer cultivos y ver de donde provenía la fiebre, hasta que el medico opto por... dejarme hospitalizada. En un principio me asuste mucho porqué seguía sin entender lo que estaba pasando, luego de 8 horas encerrada en el box me trasladaron al hospital y me llevaron a la pieza donde estaría aislada. Lo bueno: baño privado y tele, me podía dormir a la hora que quisiera ejejejejeje. 
El diagnostico:

 Neutropenia febril:

es la reducción de glóbulos blancos, los cuales son células que nos defienden de las bacterias o virus, es súper importante cuidarse de las infecciones, la neutropenia es uno los efectos secundarios más adversos en los pacientes con quimioterapia y la progresión rápida de las infecciones pueden generar verdaderas emergencias. Si es acompañado de fiebre hay que acudir de inmediato al médico.




Durante mis días en el hospital, debo reconocer que la pasé muy bien: comí muy rico todos los días me iba a decir el menú y yo podía realizar algunos cambios, mis papás me iban a ver todos los día y me trajeron mi pieza completa para no aburrirme, llego mi cuñado de sorpresa, y recibí muchas visitas!!! las enfermeras estaban vueltas locas porque parecía fiesta de cumpleaños ajajajajaaj y solo podía tener una visita en la pieza lo que era imposible!!! creo que gracias a las personas que me fueron a ver es que me sentí mejor ^^!

Además me fue a ver mi medico (el que me operará una vez terminada las quimios) y el que me hace las quimioterapias, el me fue a ver casi todos los días y a cada rato le preguntaba hasta cuando estaría hospitalizada porque según yo... ya me sentía tiiqui taca (léase con la voz del Edu) y el me respondía: el sábado, el domingo, el lunes. Además de mis doctores de cabecera me fueron a ver otros, y para que decir las enfermeras, todas un encanto me dieron consejos,  iban cada vez que las llamaba, me cambiaban las sabanas a mitad de noche y la bata cuando transpiraba mucho (cuando me subía la fiebre :( ) , de verdad que mi paso por el hospital fue hermoso. 

Entremedio se me empezó a caer el pelo, así que desde que caí hospitalizada me lo dejé de lavar porque no sabia cuanto caería, mi cabeza se irritó tanto que al rascarme me sacaba pelos y podía sentir la piel, quien entraba a la pieza podía notar pelos por todo el suelo y mi camilla, era desesperante. El día en que recibí visitas un amigo cruzo a la peluquería del frente y me consiguió una tarjetita para pedir hora al "Gran Momento". Pero esa historia, la dejaré para mañana.





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