Cuando era adolescente y sentía
ganas de demostrar rebeldía siempre amenazaba a mis papás con raparme, claro,
nunca lo hice. Si tenía la costumbre de cortarme el pelo y hacerme cambios
radicales (para mi): melena, corto, largo, un lado corto y otro largo, etc.
Generalmente asociamos el
corte de pelo con los cambios o cierre de ciclos y es así como: salir del
colegio o de la universidad, ir a un evento, peleas con el pololo, pueden
terminar en un cambio de look.
A principios de este año,
había tomado la decisión de no cortarme el pelo y mantenerlo largo, todo iba en
buen camino hasta que me dijeron quimioterapia, desde ese momento supe que se
venía un cambio importante. Obviamente que tras una enfermedad, una toma una
postura nueva de la vida y cualquier cambio que te sume es bien recibido. La
primera vez que me dijeron quimioterapia sentí miedo, la segunda (el médico que
me hace las quimios) dije: démosle con todo no más.
Desde mi punto de vista como
mujer, creo que una de las cosas difíciles de aceptar en una situación así es
la pérdida del pelo (claro que este tipo de enfermedad conlleva otras
perdidas), ya que desde el punto de vista estético, nos afecta harto.
Te advierten que el pelo
comienza a caer durante la segunda semana y es así, esa semana estuve con mucha
picazón en mi cabeza, parecía que tenía piojitos. Me rasaba como condenada y además
me salio acné en cuero cabelludo, por lo que además de rascarme tenia que tener
cuidado de no pasarme a llevar los granitos para no infectarlos. Cada vez que
me peinaba notaba que mi cepillo salía con más pelo pero como siempre fui
pelucona decía: filo no se nota.
A los días caí hospitalizada
y la cosa empeoró, cuando me solté el pelo en el hospital el colet sacó un montón de pelo, ahí comencé a sentir miedo. Esa misma semana
tenia planificado raparme (se cayera o no el pelo, pero mi papá decía que
esperara). Cuando tuve el mechón de pelo en mi mano dije: esta semana me rapo
si o si, así que averiguamos dentro del hospital y nos dijeron que de una peluquería
del frente siempre cruzaban a rapar a las personas, un amigo mío cuando me fue
a ver me consiguió una tarjeta y la dejamos guardada para el momento.
Mientras estaba
hospitalizada, no me lavé ni peiné mi pelo, cuando llegaba mi mamá con mucho
cuidado me peinaba, cada vez que me levantaba al baño recogía un
puñado de pelo de la camilla, si alguien miraba al rincón de la camilla podía
ver la colección de "Alfs" que tenia y ni hablar del suelo.
La noche anterior del alta,
sentí mi primer pelón en la parte de atrás de mi cabeza, entre en pánico. La
mañana siguiente, cuando me dijeron que podrian dar el alta mi papá llamó a la
peluqueria y cruzaron a cortarme el pelo, debo reconocer que estaba muerta de
miedo, no sabria como me vería, cuantos pelones tendría, seguiría pareciendo
mujer?, se me verá la cara muy redonda?, uff muchas preguntas súper
profundas... jajaja
Ahí fue donde conocí a la
Jessy (la chica que me rapo) ella quitó toda la tensión del ambiente, un
personaje dulce y chorizo al mismo tiempo.
Le pedí si me podía guardar
el pelo y me dijo que había problema, salvó lo que pudo ya que al no lavarme ni
peinarme en tantos días estaba lleno de nudos. Hasta el día de hoy lo
guardo.
En la pieza solo estaba mi
mamá acompañándome, mi papá decidió salir. La maquina se prendió y por mi
cabeza solo pasaba la idea de que se estaban haciendo realidad aquellas
amenazas de rebeldía.
La maquina dejó de sonar y la
Jessy me dijo: ya washita, estai lista, te veí terrible floppy (supongo que es
como bkn). Te parecí a la Sinead o'connor (comentario mio: pero con retención de liquido :) )
Me miré al espejo y de verdad
no lo podía creer.
Con los días el pelito que me
quedó (me dejaron como 1 cm de pelo) se empezó a caer, era como si la raíz se
deshiciera y salía al más mínimo tirón, como agarrar una pizca de sal (bañarme
era un espectáculo).
Mi cabeza parecía mapamundi
(zonas con y sin pelo), hasta que a mediados de la segunda quimio ya no tenia
nada y mi cabeza brillaba como la de Krillin.
Hasta el momento son pocos los
que me han visto sin la pañoleta, creo que porque me acostumbré a andar con la
cabeza cubierta y también, para evitar algunas miradas morbosas. Pero siendo súper
sincera, creo que me veo más guapa y eso lo reservo para mi circulo más
cercano. Al final el pelo no es más que una característica física, no te define
ni como hombre ni como mujer, nosotros en la sociedad le hemos atribuido
ese significado. Lo importante es sentirse linda y segura una misma... por
ultimo, aún estando rapada no me veía rebelde!
Me gusto mucho esta última entrega Cami
ResponderEliminarbstos y ya espero. la próxima ;))
No se porque sale domiga
soy Lía